...la mayor de las devastaciones es silenciosa y negra, no tiene ruido, ni fuego, ni explosión...siquiera gritos ni espanto súbito...es una marea negra de chapapote caliente y viscoso, un horror contenido y callado, quieto, muerto, corrosivo, incapacitante, ni siquiera temible, simplemente nocivo, dañino, pantanoso, tóxico.
La mayor de las devastaciones no rompe los huesos ni quiebra los miembros, no asusta, no saja la carne ni origina hemorragia, deja todo en su sitio, todo colocado, todo igual....pero irreversiblemente muerto.
Con la mayor de las devastaciones no puede discutirse ni argumentarse, no acepta prórrogas ni concede amnistías, porque es un convencimiento propio, una triste evidencia personal de que todo está ya muerto y solo queda quedarse quieto y cerrar los ojos, evitando hacer un triste espectáculo.
Con la mayor de las devastaciones solo queda la retirada, la rusa, la tierra quemada la distancia...quizás alguna canción de recuerdo, sobre peces y mares de colores y días de alegría que ahora te parecen ajenos.